La
Cinemateca Boliviana está lista para arrancar con el proyecto Imágenes de
Bolivia que tiene el objetivo de rescatar la mayor cantidad posible de material
fílmico, histórico y actual, disperso en el país y resguardarlo en su
repositorio.
“Buscaremos
en toda Bolivia a personas públicas y privadas que tengan audiovisuales en sus
casas. Haremos una recolección voluntaria en todo el país”, explicó a Página
Siete Mela Márquez, directora de la Fundación de la Cinemateca Boliviana, quien
hoy dará más detalles de la iniciativa en una rueda de prensa.
La
ejecución de la primera fase de Imágenes de Bolivia propone el “catastro,
rescate y conservación de la memoria histórica del audiovisual”, y cuenta con
un presupuesto de 91.355 dólares financiados por la Agencia Española de
Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).
Según
Márquez, ésta es una “misión de largo aliento” que necesariamente debe empezar
por la identificación del material audiovisual, y luego determinar las
posibilidades de recuperarlo.
Culminada la recopilación, los especialistas de la Cinemateca
evaluarán el estado de las cintas, las clasificarán y catalogarán y, según el
caso, procederán a su restauración, archivo y difusión, tras un traspaso al
formato digital.
Según
admitió Márquez, con Imágenes de Bolivia se busca iniciar un proceso de
revalorización de la cinematografía nacional y “la mejor manera de darle valor
al material audiovisual es hacerlo accesible para la gente”.
Para la
ejecución de este proyecto se conformará un equipo de profesionales bolivianos
que estará dirigido por la argentina Carolina Capa, experta en catalogación y
conservación de archivos fílmicos.
Pedro
Susz, fundador de la Cinemateca y crítico de cine, destaca este anuncio y
recuerda que va de la mano con una de las labores fundamentales de la entidad:
“rescatar la memoria audiovisual del país”. El cineasta Marcos Loayza también
celebró la iniciativa, destacó que “todo audiovisual es valioso para la memoria
de las nuevas generaciones”.
En busca de tesoros
Más
allá de temáticas, formatos, estilos y épocas, el espíritu es tener un
pantallazo general del patrimonio fílmico privado y público.
“Seguramente
hay filmaciones de los años 50, 60 de diferentes usos y costumbres. De repente
hay material muy valioso de actos, hechos políticos y grabaciones que puedan
servir para diferentes áreas”, señaló la cineasta.
“Todo
será valioso e importante -enfatizó-; por ejemplo, si rescatamos la filmación
de un matrimonio de los años 60, nos servirá para estudiar y exponer las
costumbres, estilos y tradiciones de la época”.
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